Fresco, optimista, comprometido, ejecutivo y con vocación social.
Lau, como lo llamamos, es estudiante de arquitectura, y en un momento importante del proceso que llevamos adelante con el proyecto de la Escuela de Educación Emocional en la Unidad No. 6, supo sostener con enorme entereza sobres sus jóvenes hombros la responsabilidad de llevar adelante la causa hasta encontrar aliados que hagan posible su construcción. Sosteniendo lo que la sociedad barre bajo la alfombra.
Parece un pibe, pero es un gigante al que la solidaridad no le «quepe» en su talla por que lo sobrepasa. Jóvenes como el dan esperanza.
Gracias Lau por toda la garra, confianza y visión que nos brindas.
